lunes, 10 de diciembre de 2007

Frases

Moja sus barbas diciendo:
odio tu forma de besar.
Cuenta los cuentos que invento
juega un poquito a matar.

Dillon

domingo, 9 de diciembre de 2007

Relato

Soy aquél alumno taciturno que se sienta en el último banco, en alguna clase. Que oye con recelo, con cierta módica esperanza, reticente a dejarse llevar por las entonaciones de la voz. “¿Qué me quiere decir?”, piensa el alumno taciturno que soy. “¿Adónde va?”, “¿no es muy osado lo que dice?” Desconfiado, confía por momentos en esa voz que viaja sola por caminos que nada tienen que ver con lo que dice. El taciturno, de repente y como en un arrebato, cede a la tentación de hacer una pregunta por aquello que no está en el contenido del discurso profesoral. Levanta la mano y habla: inaudible, palabras confusas, frases erráticas y sin fin, enredaderas sintácticas.
De repente, no soy quien creía, y me veo sonriendo con cierta impaciencia irónica, miro distraídamente al taciturno, tomo aire para responder con tono seguro e impertinente, con giros deliberadamente insolentes y provocadores. En el breve intervalo de un pestañeo, de una ligera distracción (los papeles de la clase que abandono metódico en el escritorio, el momento en que me incorporo para responder), no sé quién ha hecho la pregunta, ese oscuro tipo mal trajeado que me miraba impasible y taciturno ya no está, ha desaparecido o ha sido una falsa percepción. Le contesto, entonces, a esa jovencita rubia que toma notas, o a aquél sonriente que parece pensar en otra cosa.

A.A. Martella