sábado, 26 de mayo de 2007

Frágil Cristal

Dos piernas me atan y desatan
hablando en un idioma
pegajoso, marfil, borroso.

Bailá saltarina
que tus sueños son carne
y tu sudor sopa de ángeles.

Unos pasos, sonrisa también,
sin aliento porque no hay caras
miradas cortantes (ojos que no ven).

Ahora que mis sentidos
pasean desnudos por tu miel
voy a pelear.

Con la muerte.
Con la locura.
Con el odio.

Contra esas dos piernas interminables,
sabrosas,
que fueron mías mientras
rengueaban una mentira de cristal.

E. Dillon

domingo, 13 de mayo de 2007

El biendolor

tu terquedad golpea y hiere como un látigo
con púas en la punta se inca y arranca la carne
se lleva consigo todo lo que no es dolor
es un colador espiritual, que decanta el flagelo
sobre mí
roba mi esencia y me propone con muy buenos modos
una ortopedia rigurosa pero necesaria
inmaculada de mal porque, arguye que, la voluntad
sólo tiene una dirección
el bien
el bien forjará lo que queda de mí
todo
menos
el dolor
la infracción atroz, la invasión
el paralogismo culpable absuelto
el indulto lógico necesario para desgarrar
con furia
mi ser
venís aquí a plantarte como redentor
con una modestia tan burda que asquea
sin darte cuenta que el árbol puede crecer recto
atado al palo, espejándose tiránicamente
pero las astillas llegarán
te resquebrajará hasta darte muerte
y lo único que habrás creado es un salvaje verdugo
y tu voluntad inmaculada se manchará de tu propia sangre
y de tu traición
y ahí estaré yo para llorarte
y limpiar tu vergüenza con la mía.

Leandro García

viernes, 4 de mayo de 2007

Sombras que nunca se van

Odiame
si querés,
paseate desnuda de alma
por el lugar, dejando
que el sol te haga sombra.
Porque odiar en lo nuestro
es un eco indefinido;
si querés, o presentís,
o seguís mirándome con esos ojos
vírgenes.
No importa el odio: me quedo,
aún echado
puedo morir mil veces acá.

Emiliano Dillon

Otro "se"

Un viento que no sopla. suficiente excusa para ser caído. Vení, vení y levantame. que mi peso me pesa mucho para ser yo solo. y ya no tengo mano cual me ayude y quisiera tener. jugá a desvestirme, una vez que haya cesado mi "estar en pié" y esté yaciente sin dormir. Ahí, más bien sabes cuánto deberías empaparme en tuyo sudor. sé mi única, precisa y original forma de desvestir una mujer. Sé también mi mejor excusa para derramar tinta. Vertete toda vertiginosamente en mí. Que suelo ser, normalmente cuando soy, un fondo sin principio ni fin. Esperando el día en que regale mis letras.

Jo Champa

Arlt

¿Acaso la vida es otra cosa que la aceptación tranquila de la muerte que se viene callando?